Era un soldado intrépido e incluso temerario, de hecho con tan solo 38 años fue nombrado Maestre de Campo, un grado que le concedía el mando de un tercio, justo por debajo del General. En 1588 cuando fue presentado a Felipe II en la corte ya le anunciaron como a alguien excepcional "Señor conozca Vuestra Majestad a un hombre que nació sin miedo".
Fue testigo de múltiples acontecimientos, batallas y gestas, ademas de ir ascendiendo en la cadena de mando, En esta entrada nos detendremos en las expediciones de Francia e Irlanda.
Capitán de los Tercio de Ferrer Dalmau |
En 1590 Felipe II decidió mandar a Juan del Águila a Francia para apoyar a los católicos de la Liga contra el rey Enrique IV de Francia. La expedición desembarco en Nantes y estableció como base de operaciones el puerto de Blabet (ahora Port Louis) donde encargó a Cristóbal de Rojas fortificar la cuidad el cual llamó a la fortificación "Fuerte del Águila" en honor a al maestre.
El año siguiente, ya en tierras de la Bretaña francesa, tomo el castillo Blain, derrotó a un ejercito anglo-francés en Craon y tomó Brest. En 1593 la conversión de Enrique IV al catolicismo supuso el principio del fin de la Liga Católica, además la presión del ejercito francés se recrudeció y con la ayuda de Inglaterra sitiaron el fuerte "Punta de los españoles" (Crozon), Juan de Águila fue a socorrer a las tropas españolas, pero quedo bloqueado en Plomodiern, finalmente el ejercito anglofrancés tomó el castillo dejando únicamente 13 supervivientes, fue una dura derrota para el ejercito español, por suerte las victorias de los tercios en Flandes en 1595 obligaron al ejercito a Enrique IV desviar parte de sus efectivos, dando a las tropas españolas un respiro.
Aprovechando esta situación el Juan de Águila decidió enviar a Carlos de Amézquita al mando de una expedición de castigo a Inglaterra por su apoyo a Francia.
La expedición seria una incursión rápida y constaba de apenas 400 hombres y 4 galeras, Los españoles desembarcaron en Mount (Cornualles) donde las milicias inglesas apenas presentaron resistencia, en la mayoría de los casos huyeron del combate, en dos días incendiaron las localidades de Mousehoue, Paul, Newlyn y Penzance, ademas de desmontar la artillería de los fuertes de la zona. A la vuelta se toparon con una flota de 46 navíos comandada por Francis Drake y John Hawkins para expulsarles del país, a la que consiguieron despistar hundiendo un Galeón y otras tres naves menores, la expedición se saldó con apenas 20 bajas, posiblemente la campaña española mas exitosa en suelo británico.
Esta expedición y el control de varios puertos del canal de la mancha, sirvió para motivar un nuevo intento de invasión con una nueva flota en 1597, con 160 navíos y casi 14.000 hombres, apenas nueve años después del desastre de la invencible, Juan de Águila sería el Maestre general y Martín Padilla el comandante de las tropas españolas. Esta vez la flota tampoco tuvo la suerte de su lado, las tormenas dispersaron la flota, apenas siete navíos consiguieron desembarcar, sin embargo decidieron retirarse dado que eran una fuerza insuficiente para tomar Londres. En esta ocasión no se perdió ningún barco y las bajas fueron mínimas.
En 1598 Juan del Águila y sus hombres volvieron a casa, un ya enfermo Felipe II deseaba la paz con los franceses y firmo la paz con Enrique IV, siendo un tratado ventajoso para el rey francés. Poco después Felipe II falleció y su hijo Felipe III le sucedió. A su vuelta Juan del Águila fue acusado de "haberse aprovechado de la hacienda del rey mas de lo que era justo". el Maestre de Campo pudo demostrar su inocencia, y como reparación del agravio de ser acusado se le concedió el mando de una expedición de apoyo a los rebeldes irlandeses sublevados contra Isabel I.
En 1601 la armada formada por 33 buques zarpó de Lisboa el 2 de septiembre, al mando del General Botero, con Juan de Águila como Maestre de Campo de la tropa de desembarco, con el objetivo de tomar Cork sin embargo cerca de la isla de Ushant, una galerna disperso la flota, Zubiaur con 9 barcos y la mayor parte de los víveres tuvo que volver a Coruña, Botero finalmente consiguió llegar a Kinsale y una vez desembarcadas las tropas volvió a España con la armada dejando a Juan del Aguila a su suerte con 3000 hombres.
Juan pidió refuerzos insistentemente tanto a España como a los rebeldes irlandeses sin obtener
respuesta, sabia que se encontraba en una posición vulnerable, y se apresuro a fortificar ambas riberas del río. Los ingleses no tardaron en llegar y para octubre los españoles ya estaban rodeados por 6000 ingleses, 600 caballos y la armada inglesa en la bahía. Zubiaur consiguió zarpar en diciembre con 10 navíos, 829 hombres y abundantes provisiones, sin embargo de camino a Inglaterrra perdió 4 barcos por las ya conocidas tormentas, no obstante consiguió desembarcar en Castlehaven dispuesto a socorrer a los españoles por tierra. Los ingleses previniendo esa maniobra mandaron 7 buques, entre los que se contaban 4 galeones de 600 toneladas, y entraron en combate contra la flota de Zubiaur con 6 barcos y galeones de 200 toneladas, después de 5 horas de combate, a pesar de perder uno de sus galeones, la flota española consiguió parapetarse en el puerto, y con la ayuda de las baterías repeler a los ingleses. Gracias a esta pequeña victoria los nobles locales juraron fidelidad a Felipe III y cedieron a los españoles los castillos de Dunboy, Donneshed, y aportaron 5500 hombres, cuando las tropas de auxilio llegaron a Kinsale se encontraron con un ejercito de 12.000 ingleses, las tropas de auxilio intentaron romper el cerco pero no hubo coordinación, y la caballería inglesa puso en fuga a las improvisadas tropas irlandesas, los tercios españoles aguantaron pero sufrieron bastantes bajas.
Finalmente Juan del Águila capituló ante Lord Mountjoy el 12 de enero de 1602, en dicha capitulación Juan se comprometía a devolver todas las plazas y castillos tomados, y los ingleses se comprometían a dejar regresar a todos los españoles, con todos sus pertrechos, bandera y piezas de artillería.
Llegaron a La Coruña el 13 marzo, en un estado lamentable, Juan del Águila con 59.000 coronas que llevaba consigo, asistió a las autoridades para que auxiliaran a los heridos. No se le permitió volver a la corte, quedó recluido en la Coruña, dado que firmar la rendición se consideraba un deshonor y un agravio a la reputación de España. A pesar de toda su carrera militar, de resistir 17 semanas en Kinsale sitiado por tierra y mar, fuera condenado al olvido. A los pocos meses murió.