Isla de Bommel en 1585 |
Una vez allí Mansfield ordena a Bobadilla con 4000 hombres defender la isla de Bommel, situada en mitad del río y reanuda la marcha, una decisión discutible, ya que Bommel era una isla de 25 km de longitud por 9 km de ancho y carecía de gran valor estratégico para los rebeldes, además estaba rodeada de diques de contención, lo cual de hecho, convertía a la isla en una trampa.
Bobadilla en previsión de este hecho decide enviar patrullas a proteger dichos diques, mientras, Mansfelt reanuda la marcha hacia Harpen a unos 25 km dejando a Bobadilla solo, al mando en Bommel. Por parte de los rebeldes al mando del comandante Holac, al conocer este movimiento de los españoles dirigió a toda su flota allí, los rebeldes holandeses estaban ansiosos por dar un golpe a la mejor infantería del ejercito español y en Empel vieron la ocasión ideal.
Bobadilla sabia que tenían pocas posibilidades, solo estaban demorando lo inevitable, la superioridad de los holandeses era abrumadora (unos 200 navíos aprox) por tanto aprovechando la ultima contraofensiva de los españoles, decidió mandar a un soldado con varias cartas de auxilio para que rompiera el bloqueo y se reuniera con Mansfield.
A la mañana siguiente los españoles decidieron atrincherarse en el monte sabiendo que eran objetivos fáciles del fuego enemigo y que solo podían intentar resistir hasta la llegada de refuerzos, ese dia llegaron noticias de Mansfield, con plan descabellado, intentar romper el cerco y evacuar a las tropas con unas 50 embarcaciones, mientras Bobadilla equiparía 9 barcazas con sus hombres e intentarían escapar de la trampa en el ataque, el plan nunca se llevo a cabo ya que los rebeldes consiguieron estrechar el cerco y tomar varias posiciones claves. Holac ofreció la rendición a los españoles, la cual estos rechazaron dispuestos a morir con honor, "Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra, ya hablaremos de capitulación después de muertos".
Bobadilla el día 7 de diciembre reunió a sus oficiales para planear la ultima ofensiva, hubo quien sugirió que se matasen entre ellos unos a otros, para evitar caer a manos de holandeses, como hicieron los Arevacos en Numancia, pero se acordó finalmente destruir la artillería, quemar las banderas y estandartes (que cayeran en manos enemigas era una deshonra) y atacar hasta el ultimo aliento. A partir este punto cuenta la tradición que uno de los soldados excavando un refugio en el barro encontró una imagen pintada en una tabla de la Inmaculada Concepción, el soldado elaboro un pequeño e improvisado altar, donde los soldados pudieran rezar y encomendarse a su protección, esto fue tomado como un designio divino y dio esperanzas de salir con vida a los ya resignados soldados. Fue una noche muy fría, con un viento gélido.
A la mañana del dia 8 de diciembre el frio heló el río Mosa, algo que no había sucedido en años, los soldados estupefactos lo tomaron como un milagro divino, mientras los rebeldes Holandeses asombrados tuvieron que retirarse para no quedar atrapados en el hielo rompiendo el cerco.
Con este giro de los acontecimientos los soldados españoles exhaustos pero ansiosos de devolver el golpe cargaron a pie sobre el río helado contra las naves atrapadas quemando o capturando 10 de ellas, cuentan que Holac exclamó al ver la situación "tal parece que Dios es español al obrar, para mi, tan grande milagro"
El día 9 Bobadilla ordenó el ataque sobre el contingente rebelde de la orilla del río, los españoles con renovada determinación aprovechando la retirada de la flota holandesa, tomaron el fortín que los rebeldes habían situado a la orilla del río Mosa. No hubo resistencia alguna, los holandeses huyeron al ver aproximarse a las tropas españolas. Con la posición tomada, tanto Holac como Bobadilla sabían que la batalla había terminado, para cuando se deshelase el río los refuerzos de Mansfield habrían llegado, y sin el apoyo de la flota intentar tomar la posición fortificada española era una locura.
La actuación negligente de Mansfield provocó la desconfianza de Felipe II, ya que pudo suponer la pérdida de un gran numero de tropas de élite
Desde entonces por esta gran victoria la Inmaculada Concepción se convirtió en la patrona de los tercios de Flandes e Italia y actualmente es la patrona de la infantería del ejercito español la cual se celebraba el 8 de Diciembre.
Cuadro de Ferrer-Dalmau, los tercios en Empel |
Bobadilla el día 7 de diciembre reunió a sus oficiales para planear la ultima ofensiva, hubo quien sugirió que se matasen entre ellos unos a otros, para evitar caer a manos de holandeses, como hicieron los Arevacos en Numancia, pero se acordó finalmente destruir la artillería, quemar las banderas y estandartes (que cayeran en manos enemigas era una deshonra) y atacar hasta el ultimo aliento. A partir este punto cuenta la tradición que uno de los soldados excavando un refugio en el barro encontró una imagen pintada en una tabla de la Inmaculada Concepción, el soldado elaboro un pequeño e improvisado altar, donde los soldados pudieran rezar y encomendarse a su protección, esto fue tomado como un designio divino y dio esperanzas de salir con vida a los ya resignados soldados. Fue una noche muy fría, con un viento gélido.
A la mañana del dia 8 de diciembre el frio heló el río Mosa, algo que no había sucedido en años, los soldados estupefactos lo tomaron como un milagro divino, mientras los rebeldes Holandeses asombrados tuvieron que retirarse para no quedar atrapados en el hielo rompiendo el cerco.
Con este giro de los acontecimientos los soldados españoles exhaustos pero ansiosos de devolver el golpe cargaron a pie sobre el río helado contra las naves atrapadas quemando o capturando 10 de ellas, cuentan que Holac exclamó al ver la situación "tal parece que Dios es español al obrar, para mi, tan grande milagro"
El día 9 Bobadilla ordenó el ataque sobre el contingente rebelde de la orilla del río, los españoles con renovada determinación aprovechando la retirada de la flota holandesa, tomaron el fortín que los rebeldes habían situado a la orilla del río Mosa. No hubo resistencia alguna, los holandeses huyeron al ver aproximarse a las tropas españolas. Con la posición tomada, tanto Holac como Bobadilla sabían que la batalla había terminado, para cuando se deshelase el río los refuerzos de Mansfield habrían llegado, y sin el apoyo de la flota intentar tomar la posición fortificada española era una locura.
La actuación negligente de Mansfield provocó la desconfianza de Felipe II, ya que pudo suponer la pérdida de un gran numero de tropas de élite
Desde entonces por esta gran victoria la Inmaculada Concepción se convirtió en la patrona de los tercios de Flandes e Italia y actualmente es la patrona de la infantería del ejercito español la cual se celebraba el 8 de Diciembre.