miércoles, 15 de julio de 2015

El fracaso de la Contra Armada inglesa

Antonio de Crato
Seguimos con la tercera y ultima entrada de la guerra angloespañola, después de la dura derrota contra unos milicianos y el coraje de Maria Pita, Drake y Norreys deciden proseguir con el segundo objetivo de su expedición, colocar a Antonio de Crato en el trono de Portugal, un objetivo que "a priori" parecía fácil ya que en 1580 (9 años antes) el rey Felipe II hizo valer su derecho al trono entrando militarmente en Portugal con los tercios al mando del Duque de Alba, por tanto los ingleses suponían que tendrían el apoyo de la población portuguesa.

El plan de los ingleses era desembarcar al ejercito de unos 10,000 hombres en Peniche, al mando del general Norreys y desde allí marchar hacia Lisboa captando partidarios entre la población portuguesa, mientras Drake al mando de la flota atacaría Lisboa por mar.

Los ingleses llegaron Peniche el 26 de mayo de 1589, la ciudad se unió a los invasores pues estaba bajo el mando de un seguidor de Crato. Sin embargo los 75 kilómetros de marcha hasta Lisboa serían un infierno para los ingleses por el continuo hostigamiento de las guerrillas hispano-lusas.
 
Los ingleses pensaban que los portugueses les considerarían unos libertadores sin embargo, les veían como los asaltantes de sus costas, unos piratas que venían a someterles, la adhesión de los portugueses nunca se produjo.

Las tropas de Norris llegaron a Lisboa diezmadas por los continuos ataques de la tropa hispano lusa y las enfermedades que contrajeron en los barcos anteriormente, que se vieron profundamente agravadas por la falta de pertrechos ya que las tropas españolas habían vaciado de suministros todos los pueblos de camino a Lisboa.
Buque de guerra inglés del S.XVI

Norreys pensó que a pesar de esto sería relativamente fácil tomar Lisboa, que tendrían el apoyo de la población, sin embargo cuando llegaron a la ciudad se encontraron con una guarnición preparada para la defensa y presta al combate.
La sorpresa hizo mella en los ingleses que se encontraban en unas condiciones lamentables después de la marcha, casi sin munición, caballos, ni piezas de artillería, no tenían forma de asediar la ciudad.

La guarnición de Lisboa estaba compuesta por unos 7000 hombres españoles y portugueses, y 58 barcos en el puerto, 18 de las cuales eran galeras, al mando de Alonso de Bazán, aunque había cierta desconfianza hacia los portugueses, no hubo ningún motín y ambos combatieron enconadamente al enemigo.

Las galeras de Alonso de Bazán atacaron con fuego de artillería y de mosquetes desde la rivera del tajo a las tropas inglesas, que se vieron atacadas desde la costa y las murallas, el fuego era incesante y las tropas inglesas sufrieron muchas bajas. Buscaron cobijo en el convento de Santa Catalina, pero el fuego de artillería les obligó a salir, Norreys quería despistar a la flota que les acosaba desde la costa, para ello montaron su campamento en la oscuridad, Bazán se dio cuenta de que no podría detectar a los ingleses, así que ordeno a sus hombres simular un desembarco lanzaron los botes, haciendo mucho ruido y dando gritos.
Los ingleses alertados por el ruido, cayeron en la trampa, se prepararon para la defensa y encendieron antorchas, lo cual sirvió a la flota española para localizarles y atacarles causando tremendas bajas entre las filas inglesas.

A la mañana siguiente Norreys intento tomar la ciudad desde el barrio de Alcántara pero de nuevo las galeras causaron grandes bajas entre las tropas inglesas, su situación era crítica, mientras Drake desde la distancia, no se decidía a entrar en combate, teniendo una flota superior a las galeras españolas, lo cual le valió numerosas críticas por cobardía. Finalmente Bazán decidió desembarcar 300 hombres para acabar con los restos del ejercito británico.
 
El día 11 de junio llegaron los refuerzos españoles, 9 galeras con 1000 hombres al mando de Martín de Padilla, a partir de ese momento la situación de los ingleses era insostenible y Norreys ordenó la retirada. Inmediatamente los españoles se lanzaron a la persecución del ejercito en retirada haciendo numerosos prisioneros, pertrechos, incluso documentos secretos de Antonio de Crato con los nombres de sus partidarios. 

Galera del S.XVI
Con la flota inglesa en retirada, Martín de Padilla decide perseguir a los buques ingleses con sus galeras, una decisión arriesgada, ya que las galeras eran naves ligeras de remeros con un cañón y unas pocas piezas de artillería en la proa (parte delantera) de la nave, eran naves para abordajes, ataques costeros y aguas poco profundas, muy inferiores en potencia de fuego a un buque de guerra con sus hileras de cañones en los costados, sin embargo en ausencia de viento los buques, como cualquier barco de vela, quedaban a merced de la corriente del mar, impidiéndoles maniobrar, mientras que una galera podía impulsarse a remo y maniobrar para colocarse a la popa de barco y dispararle, maximizando el daño, ya que los proyectiles atraviesan el barco longitudinalmente.
Esta maniobra es muy arriesgada, ya que si de repente se levanta viento, el buque puede maniobrar hacia un costado y destruir la galera rápidamente.
Drake quería huir hacia el Atlántico sin embargo la fortuna quiso que el viento fuese demasiado débil como para alejarse de la costa, hecho que Martín de Padilla aprovecho para perseguir a la flota de Drake a una distancia prudente, a la espera de que las naves inglesas se quedasen sin viento.
La fortuna quiso que cesara el viento y la flota inglesa no pudiese maniobrar, Padilla mando atacar la popa de los busques, evitando los cañones ingleses y causando la muchas bajas a la flota enemiga (unos 570 hombres), capturando 160 prisioneros y 4 buques.

Cuando volvió el viento Drake intento llevar a cabo su tercer objetivo, tomar las azores, siendo otro fracaso más por la resistencia de las tropas defensoras y el estado de la flota y la tropa inglesa.

De los 18000 hombres que partieron de Plymouth, descontando desertores, solo volvieron 5000 hombres, Francis Drake cayó en desgracia, la campaña fue ruinosa para las arcas inglesas, se estableció una comisión de investigación para saber que errores se habían cometido, sin embargo al final se enterraron los sucesos, por motivos propagandísticos.
La guerra angloespañola fue costosa para ambos paises, finalmente tras la muerte de Isabel I, su sucesor Jacobo I en 1604 firmo la paz con España, con el tratado de Londres, en el que Inglaterra renunciaba a sus pretensiones de comercio con las Americas, retiraba su apoyo y sus puertos a los rebeldes de Flandes y desde ese momento los barcos españoles en flotas no mayores de 7 barcos podrian atracar sin pedir permiso.
España rehizo su flota y mantuvo su supremacía marítima otros 50 años más.